SPLEEN DE PARIS

Describen los hechos que un hombre se disponía a entrar a una taberna, en ese momento un mendigo con mirada temerosa y pusilánime le tendió la mano para pedirle una limosna. El hombre abruptamente al pensar la situación y lo pedido por el mendigo difiere que solo las personas son iguales cuando lo demuestran y que la libertad cada quien la debe conquistar, su ser es invadido por lo molesto de la situación e inmediatamente golpea al mendigo sin compasión. De un golpe le hincha un ojo, luego le rompe dos dientes, al sentirse un poco agotado físicamente lo toma de la chaqueta para después sacudirle con mucha fuerza contra la pared y de un puntapié lo tira al suelo para luego coger un palo y seguir con su correctivo. De momento sucede algo inesperado el mendigo recobra fuerzas tal maquina descompuesta y averiada que aun funciona y decide coger al hombre para recíprocamente golpearlo le hincho los ojos, le partió cuatro dientes y lo golpeo con el mismo palo.

Lastimado el hombre decidió dar por terminado el conflicto, se levantó y con un tono de satisfacción sintió la felicidad del objetivo logrado e invito el mendigo a aplicar a sus colegas la teoría del dolor en caso de encontrarlos pidiendo limosna.

RECOMENDACIONES

*Recomiendo al hombre seguir aplicando su teoría del dolor a los mendigos, y en caso de que sea demasiado nocivo para su salud encontrar otra manera para hacerlo. No pretendo que cambie la concepción que tienen las personas sobre la mendicidad, esas ideas ya son heredadas, destructoras y arraigadas a lo que somos, pretendo que sea su historia un punto de reflexión y catarsis para todos los que no dejan luchar a los otros cuando sienten compasión y regalan una moneda.

*Al mendigo le recomiendo quitarse el ropaje físico y mental de limosnero, que luche por su libertad e igualdad. Siempre será más satisfactorio todo lo que se recibe después de un buen trabajo logrado que lo que se recibe de una persona por compasión.